YERBA BRUJA 
J.A. Corretjer,  1957
 
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Libro Yerba Bruja

 

La Catarsis Boricua - Acto V


En un Cerro de Villalba

- Sabes que es lo que mas me perturba de todo esto.

- ¿Que abuelo?

- Que a esos dos jóvenes los mataron cuando estaban ya rendidos y de rodillas.

- ¿Y quien los mato?

- Pues como te dije, la policía de la División de Inteligencia. Esos condenaos capturaron a los muchachos vivos y en vez de leerle sus derechos y arrestarlos, los ejecutaron en el lugar. Después de eso comenzaron a acomodarlo todo para que pareciese que ellos habían luchando en contra de los policías.

- ¿Pero nadie vio lo que pasó?

- Tú sabes que alguien siempre lo ve todo y ese es el creador. De una forma u otra nuestro señor mantuvo una chispa de verdad viva y con el tiempo esa chispa llego a ser más grande que un fuego un cañaveral.

- No te entiendo.

- Pues entre otras cosas, los policías dijeron que había ocurrido una sola tanda de disparos en la pelea. Además, ellos coordinaron mal las versiones y el orden en que había ocurrido cada cosa durante aquel día. Sin embargo lo que mas los hundió fue un chofer de carro público llamado Don Julio Ortiz Molina. Este señor fue secuestrado por los muchachos para que los guiara hasta llegar a las torres. Una vez la policía salió del monte de donde estaban escondidos esperando a los independentistas, Don Julio se quedó en el carro y presenció parte de los sucesos.

- ¿Pero el vio cuando los mataron?

- No, pero escuchó gran parte de la gritería y las dos ráfagas de tiros. Esto contradecía a las versiones de la policía. Y como te dije que Dios estaba por allí, unas monjitas que se paseaban por el campo en aquel momento también escucharon las dos ráfagas de tiros. Pero nada de esto se supo hasta largo tiempo después.

- ¿Y por que?

- Porque Dios también quiso que eso fuese así. De eso no me cabe duda.

- ¿Cómo Dios va a querer que eso fuera así?

- Pues cuando algo malo que sucede espera por ser revelado para en la misma guareta traer una revelación mayor, yo digo que no es una casualidad.

- ¿Cómo que una revelación mayor?

- Pues te diré que durante años, a la gente en Puerto Rico se les enseñó que asociaran las personas de ciertos ideales con la condición de que eran peligroso. Tanto fue así que cargar una bandera de Puerto Rico en el auto o ponerla en la casa te calentaba con los vecinos y con los guardias. Tanto fue lo que esa asociación se le metió en la cabeza de la gente, que ya era algo automático. Tú sabes.

- Si yo se, así fue que le enseñamos a mi perro a no comerse mis zapatos.

- Mas o memos lo mismo pero esta vez el resultado fue que mucha gente fue perseguida, otros perdían los trabajos o se tenían que ir de la isla.

- ¿Y ahora como es la cosa, abuelo?

- Pues ahora después de lo del Cerro Maravilla, la cosa es mucho más tolerante. Yo diría que la gente maduró bastante. La verdad que los tuvieron que bajar de la mata a palos, pero maduraron. Todavía nos falta mucho pero ahí vamos. La parte que más me preocupa es la cuestión de la juventud y de las ideas nuevas. De que los hay problemáticos, los hay. Pero tengo fe en que podemos encontrar un lugar para cada cual y un espacio para cada idea. Además, espero que la policía haya aprendido también su lección con estos desgraciados eventos.


En un Cerro de Villalba

Los policíacos esquemas
no detendrán el mañana
será siempre mi emblema
la juventud borincana

Sabemos que es muy duro
de la isla, el resguardo
por eso es necesario
no caer en otro absurdo.
Pero a llegado el turno
de señalar un dilema
la autoridad suprema
es el pueblo y su fuerza
dejando lejos y afuera
los policíacos esquemas.

Y me dará pena decir
murieron asesinados
Arnaldo Darío Rosado
y Carlos Soto Arriví.
Si una vida he de vivir
que sea una proclama
denunciando en este drama
esa voluntad criminal
que aunque de fuerza brutal
no detendrán el mañana.

Te lo digo Puerto Rico
en un Cerro de Villalba
con dos cruces a su espalda
hay un mensaje bendito.
Y si quieres te lo explico
la guerra es un problema
que no vale la pena
y menos entre hermanos
la paz, buen borincano
será siempre mi emblema.

La violencia en las calles
como la Caja de Pandora
es la guerra que ahora
nos consume el debate.
Sin olvidar el detalle
que la ley de la macana
será una lucha vana
que poco ha de aportar
a la faena de educar
la juventud borincana.